Es un procedimiento rápido, dura entre 30 y 40 minutos y no es necesario pasar por un quirófano: se realiza en consulta cumpliendo todos los estándares para tu seguridad.
Con ayuda de agujas especializadas o microcánulas se aplican los hilos tensores; no se requiere de un bisturí, por lo que el dolor es mínimo. Sin embargo, para garantizar que las molestias sean nulas, previamente a la aplicación de los hilos se aplica anestésico localizado que adormecerá la zona.
Los hilos son flotantes o de autosustentación, esto quiere decir que no tienen un sistema de anclaje en la piel, sino que van suspendidos bajo la misma. Asimismo, su grosor y forma variará según los objetivos que se quieran lograr, el lugar donde se ubicarán y los resultados que se espera obtener.
Lo mejor de todo es que el efecto lifting se podrá apreciar inmediatamente tras su aplicación, pues los tejidos se tensan automáticamente. No obstante, el efecto deseado se podrá ver transcurridos algunos meses, cuando el cuerpo cree naturalmente colágeno y elastina.
Después del procedimiento se podrá observar un cutis terso e hidratado. No obstante, sus facciones y rasgos no cambiarán. Tampoco es un procedimiento que modifique el rostro, sino que mejora su estructura de forma natural, elevando los puntos caídos, difuminando marcas de expresión, arrugas y pliegues.